Los smartphones en España representan ya el 87% del total de teléfonos móviles y las compras a través de m-commerce en el mundo están creciendo casi tres veces más que el e-commerce tradicional. Sin lugar a duda es el momento dorado de la tecnología móvil y de apuntarse a la tendencia "mobile first".
Actualmente existen muchas herramientas de distinta tipología que nos permiten crear aplicaciones móviles. Elegir la más adecuada dependerá, entre otras cosas, de la capacidad económica, del tipo de usuarios al que irá dirigida o de la solución que se pretende ofrecer con la app.
En realidad se podrían dividir en cuatro grandes grupos:
Aplicaciones nativas
Son aquellas creadas para una plataforma en concreto, usando lenguajes y herramientas propias de esa plataforma. Por ejemplo, aplicando el Android SDK (programado en Java) o el IOS SDK de Apple (en Objective C o Swift).
Con las aplicaciones nativas obtenemos el mejor rendimiento posible y tenemos acceso a cualquier elemento del dispositivo. Sin embargo las API suelen ser complejas, y por supuesto totalmente incompatibles entre sí. Desarrollar un proyecto para Android e IOS supone realizar el mismo trabajo dos veces, y eso cuesta tiempo y dinero. Es la técnica más cara, pero también es la que proporciona mejores resultados.
Aplicaciones Web
Es el método más barato pero con el peor rendimiento. Se trata simplemente de crear una página Web responsive, y confiar la visualización de nuestra “aplicación” al navegador del dispositivo. Es una página web, por lo que no puede acceder al hardware específico del móvil, como el GPS o el acelerómetro.
Sólo tenemos que hacer un desarrollo, que funcionará en cualquier plataforma, ordenadores incluidos.
Además las tecnologías empleadas (HTML5 / CSS3 / JS) son de sobra conocidas, por lo que el coste del proyecto será bajo.
Aplicaciones generadas
También se las conoce como “falsas nativas”. Se trata de desarrollar la aplicación con un lenguaje específico y/o unas librerías especializadas, que posteriormente se compilarán al lenguaje propio de cada plataforma. Por tanto, un único proyecto servirá para todo tipo de móviles, y al ejecutarse en el lenguaje nativo el rendimiento será muy bueno.
Por el contrario, son de pago (las licencias son caras) y hay que aprender el lenguaje y la API de la herramienta. Pero su principal traba es que están diseñadas para que la aplicación pueda exportarse a cualquier plataforma, por lo que se elimina aquello que puede dar problemas de compatibilidad. No permiten hacerlo todo, especialmente con la interfaz gráfica.
Existen muchas herramientas para crear aplicaciones generadas. Las más conocidas son Xamarin y GeneXus.
Aplicaciones híbridas
La API nativa de cualquier móvil posee un control “WebView”, que se comporta como la pantalla de un navegador; puede reproducir el comportamiento exacto de Chrome o Safari, por lo que cualquier aplicación nativa puede reproducir contenidos web.
Una aplicación híbrida es una aplicación web a partir de la cual se genera una aplicación nativa que use el “WebView” de la plataforma. Es fácil añadir en ese momento librerías que unan el código web con el hardware del dispositivo, con lo que tendremos acceso a todas las características propias de un móvil.
El rendimiento no es el de una aplicación nativa, pero un único desarrollo sirve para cualquier móvil. Además se escriben con HTML5/CSS/JS, con lo que el tiempo de aprendizaje (y el coste) es pequeño. El framework para crear aplicaciones híbridas más conocido es Phonegap/Cordova. Y por supuesto, Ionic.
Cómo veis, para gustos se han hecho los colores. Sólo toca decidir cual es el desarrollo que mejor se adapta a vuestras necesidades.
El cambio hacia el dispositivo móvil lleva un fuerte progreso y es indudable que una aplicación móvil que se lleve en el bolsillo y que esté adaptada a una audiencia correcta, puede convertirse en un gran elemento de marketing, ayudando en la comunicación directa con el cliente y reforzando y difundiendo la presencia de la marca empresarial o del producto.